El gran pintor impresionista Edouard Manet dijo una vez: "El arte es un círculo. Estás dentro, o fuera". Bienvenido al círculo íntimo de Auguste Rodin. Incluso en su momento, la posición de Rodin en la historia del arte en el mundo era segura, a la altura de sus héroes Fidias y Miguel Ángel. Su importancia fue reconocida por sus alumnos, rivales e incluso maestros, como Carrier-Belleuse, Carpeaux, Dalou, Bourdelle y Claudel. Ningún otro lugar estuvo más cerca del núcleo de la creatividad que la red de sus estudios en París, convertida en imán para artistas y conocedores de todo el mundo. Para Rodin y sus compañeros, el estudio era un hervidero de diversas actividades, donde el trabajo de colaboración para grandes comisiones se realizaba junto con pequeños "múltiplos" y la disciplina diaria esencial del dibujo o modelado de figuras de barro sobre modelos posando. Para nosotros, es el lugar donde ocurre la magia, el sitio donde se crea el gran arte.